Lobo «gigante» no fue revivido: se trata de un híbrido

nationalgeographic.com.es

En un rincón resguardado de Norteamérica, oculto entre bosques preservados y amplias extensiones salvajes, tres lobos corren con una fiereza que el tiempo había olvidado. Son blancos como la nieve invernal, robustos como los relatos que alguna vez los elevaron a la categoría de mito.

Y aunque llevan en sus venas el eco del lobo gigante (Canis dirus) —aquella criatura que hace 13.000 años dominaba el continente—, su nacimiento no fue un acto de resurrección, sino una proeza de ingeniería genética.

Así fue el proceso

Pero antes de que estas criaturas pudieran dar sus primeros pasos, hubo que recomponer su historia genética pedazo a pedazo. El equipo de Colossal extrajo ADN de dos fósiles clave: un diente de lobo gigante hallado en Ohio, datado en 13.000 años, y un hueso del oído interno procedente de Idaho, de unos 72.000 años de antigüedad.

Gracias a la tecnología de secuenciación moderna, consiguieron una cobertura del genoma de lobo gigante nunca antes alcanzada: más de 500 veces superior a los datos previos. Este material genético ancestral fue entonces ensamblado y comparado con el del lobo gris —el pariente más cercano vivo en la actualidad— para identificar 15 variantes genéticas específicas que daban al lobo gigante su fuerza, tamaño y estructura particular.

Esos genes fueron editados e insertados en células del lobo gris, utilizando una técnica de transferencia nuclear de células somáticas. Luego, los embriones modificados fueron implantados en lobas sustitutas, que dieron a luz en octubre de 2024. De esta forma, el 1 de octubre de 2024 nacieron Rómulo y Remo y el 30 de enero de este año llegó al mundo Khaleesi.

Colossal Biosciences, una empresa de ingeniería genética, dio a luz a tres lobos terribles y los llamó Rómulo, Remo y Khaleesi en honor a la criatura legendaria que se hizo famosa en la exitosa serie de HBO Juego de Tronos.

No ha habido ‘desextinción’ 

Ben Lamm, CEO de Colossal, ha descrito este hito con entusiasmo: “Tomamos ADN de un diente de 13.000 años y un cráneo de 72.000, y creamos crías de lobo sano”. Pero más allá de la retórica empresarial, lo que se ha logrado marca una revolución en la biología evolutiva. No se trata de un simple retorno a lo extinto, sino de una reinterpretación genética cuidadosamente calculada: un animal que nunca existió exactamente así.

Es decir, que en realidad no se ha ‘desextinguido’ a esta criatura, sino que se ha concebido una nueva con ciertas similitudes. No es exactamente una clonación de especies, sino de ADN.

Así pues, esta metodología permite mejorar genomas antiguos sin una referencia perfecta, abriendo puertas, eventualmente, no solo al regreso de especies extintas, sino a una nueva comprensión de la evolución.

Y si la referencia a Juego de Tronos es inevitable —pues estos lobos podrían ser hermanos de Fantasma, el inseparable compañero de Jon Snow—, no lo es menos la mención a Rómulo y Remo, los gemelos criados por una loba en la leyenda fundacional de Roma.

Otras criaturas

Los nuevos lobos viven hoy en una reserva ecológica de más de 2.000 acres, protegidos de interferencias humanas y ambientales. Pero esta no es la única criatura en la mira de Colossal. La empresa, ahora valorada en 10.200 millones de dólares, planea devolver a la vida al mamut lanudo en 2028 y ya ha logrado crear ratones con pelajes inspirados en los genes del propio coloso ártico.

El ratón lanudo fue diseñado para albergar cambios genéticos en rasgos clave del mamut.

La clave: aplicar las mismas técnicas de edición genética que hoy dieron vida al lobo gigante, pero con células madre de elefante asiático, su pariente vivo más cercano.

Aunque todavía hay quienes cuestionan la ética o la viabilidad ecológica de devolver a la existencia especies desaparecidas, lo que está claro es que la ciencia ha cruzado un umbral espinoso, tanto a nivel técnico como ético.

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